Existen varias teorías sobre el posible
origen de los diabletes de Teguise. Una de ellas apunta a bailes rituales de
los antiguos mahos.
Los antiguos aborígenes que poblaban la
isla, realizaban danzas con diferentes propósitos. Desde la competición
mediante el baile, pasando por los rituales, hasta llegar a las celebraciones.
Los mahos, en época de recolección de la
cosecha, bailaban alegremente para agradecer los frutos recogidos.
Los mahos asociaban la imagen del macho
cabrío con la fuerza y la virilidad. Era lógico pensar que podía ser un símbolo
de supervivencia para ellos, pues de las cabras obtenían todo lo que
necesitaban.
Por un lado, la leche y la carne que les
servían de alimento. Por otro lado, las pieles para su vestimenta. Finalmente, los
cuernos se utilizaban para diferentes cuestiones, como por ejemplo para las
tareas del campo.
Además, en algunos rituales funerarios
sacrificaban cabras para que sus pieles acompañaran a sus difuntos.
Por eso, podrían vestirse de macho
cabrío para rendir homenaje a sus creencias.
Aunque de procedencia antigua, estas
manifestaciones culturales han persistido con el paso de los años y se asemejan
a algunas que se celebran en la cercana África, o en tierras portuguesas.
El origen del baile de los diabletes es
de origen totalmente pagano. Sin embargo, en el siglo XV, la llegada de los
conquistadores y sus creencias cristianas hizo que los danzantes adquiriesen
costumbres religiosas.
Por ello, la Fiesta del Corpus se
convirtió en una gran festividad cristiana. En ella se representaba la lucha
del bien contra el mal.
Los franciscanos aprovecharon la figura
de los diabletes para que representasen la imagen del mal, que se enfrentaban a
su deidad.
Más adelante, el Cabildo General de
Lanzarote, ubicado en la Villa de Teguise, asumió la organización de las
fiestas del Corpus Christi.
Ya en el siglo XVI llegaron a Lanzarote
numerosos negros y moriscos para cubrir las necesidades de mano de obra.
Éstos fueron integrados en la fiesta del
Corpus, con la aparición del tamborilero negro.
Fue en el siglo XVII cuando los
danzantes de la villa recibieron el nombre de diabletes de Teguise. En ese
momento, la fiesta del Corpus gozaba de sus días dorados.
Sin embargo, a finales del siglo XVIII
la iglesia prohibió la participación de los diabletes de Teguise en la fiesta.
Fue entonces cuando de la fiesta cristiana regresaron a la fiesta pagana: el
carnaval de Lanzarote.
Al principio de los tiempos, los
diabletes portaban pieles de cabra y caretas de macho cabrío para simbolizar su
origen ancestral.
Más adelante, cuando se integraron en la
fiesta del carnaval, desecharon las pieles, cambiándolas por trajes de lino, y
la careta de macho cabrío se cambió por una de buey.
Actualmente, la representación de los
diabletes es mediante un pantalón y camisola blancos, pintados con rombos
formados por rayas negras y rojas. En su centro, un punto, también en rojo o
negro.
Encima de la ropa muestran unas correas
de cuero con cascabeles y campanas hechas de madera y de latón. La cara está
cubierta con una llamativa máscara roja o negra, terminada en dos cuernos.
Para completar el look, los diabletes de
Teguise portan un palo con un zurrón, que sirve para asustar a los asistentes y
curiosos.
La Villa de Teguise muestra con orgullo
a sus famosos diabletes de Teguise. El mejor momento del año para hacerlo es el
carnaval, donde grandes y pequeños disfrutan rememorando esta ancestral
tradición.
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