Arrecife es un municipio de Lanzarote, y es además capital de Lanzarote desde el S. XIX. Desde entonces, en la ciudad se concentra gran parte de la actividad administrativa y comercial de toda la isla. Son muchos los visitantes de la isla que desean conocer la ciudad, aparte de las zonas turísticas más visitadas como Puerto del Carmen, Playa Blanca, o Costa Teguise.
Arrecife es una ciudad pequeña pero abarca la mayor concentración de población de la isla, con unos 64.497 habitantes, prácticamente se puede recorrer caminando, pero especialmente es un placer pasear por su bahía. Te adelantamos que hablar del artista César Manrique aquí es inevitable, ya que su mano también se nota en la capital.
Comenzamos nuestro recorrido desde el Castillo de San José, una fortaleza del siglo XVIII, concebida para defender la ciudad de Arrecife de los piratas, que César Manrique convirtió en uno de los primeros y más ambiciosos centros de arte contemporáneo de España. Destacar su escalera de caracol interna, y su Restaurante, donde unas especiales lámparas-botella adornan junto con una espectacular cristalera panorámica con vistas al mar y al muelle de cruceros.
Seguimos atravesando el Puerto Naos, divisando las antiguas salinas y dejamos atrás la Escuela de Pesca para dirigirnos de frente al casco histórico de Arrecife.
Te adelantamos que si llegas al "puerto" (como le dicen los lugareños a la ciudad de Arrecife) con "jilorio" y ganas de comer algo rico, no debes perder la oportunidad de comer el típico bocadillo de pescado o calamares del bar casa Ginory. Sabemos que no quedarás decepcionado. De todas formas hay mucha oferta gastronómica alrededor de todo el Charco de San Ginés y de toda la bahía de Arrecife.
Y con la barriguita llena caminaremos por la orilla del Charco de San Ginés, que es una laguna formada por una entrada de agua del mar directa, donde Manrique pasó su infancia jugando con los jolateros y disfrutando con la entrada y salida de los barquitos que allí descansan.
Atravesamos el callejón de Luis Hernández Fuentes, El Aguaresío, un vivo ejemplo de la arquitectura costera de la isla y llegaremos a la Plaza de Las Palmas, una pequeña plaza que Manrique embelleció. En su cabeza ideó las grandes bolas blancas de la plaza, construidas por Luis Morales, un colaborador fundamental de su equipo y la cubrió con bancos, y vegetación, un pequeño jardín de pinos, palmeras, laureles de indias y una gran casuarina que hoy en día proporciona una relajada zona de sombra.
Si continuamos por las callejuelas dejando atrás la iglesia de San Ginés, llegaremos a la Casa de Cultura Agustín de la Hoz donde pintó su primera obra mural, en 1947, siendo todavía estudiante de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
La marina de Arrecife
Continuamos hacia el Parque José Ramírez Cerdá, también conocido como "el muelle de la cebolla", ya que aquí se depositaba la cosecha de cebolla de la isla, el comercio de esta verdura tan preciada en su momento era la principal actividad de la isla. Los barcos de mercadería llegaban, justo al muelle del Puente las bolas custodiado por el Castillo de San Gabriel y recogían la mercancía en ese punto que además fue el primer parque de Arrecife.
Construido en 1959, se ganó terreno al mar y se bautizó con el nombre del ex presidente del Cabildo, que era amigo de la infancia y un colaborador determinante de César. Allí construyeron un parque infantil con bonitos bordes cubiertos por "callaos" y un especial pavimento diseñado con lajas de volcán que contrastan con el césped. Todo esto bordeando a una bonita fuente con restos volcánicos que junto a un pequeño puente daban vida al parque.
Hay dos lugares comentados anteriormente que son visita obligada. Las vistas de la bahía de Arrecife desde el islote del Castillo de San Gabriel son la estampa más característica de Arrecife junto al Charco de Sán Ginés.
El Castillo de San Gabriel fue construido en el año 1573 como fortaleza hacia los ataques marítimos sufridos en aquella época. En el 1586 sufrió una invasión morisca que le ocasionó un gran incendio, lo que le llevó a ser reformado y reconstruido posteriormente en diversas ocasiones. En la actualidad, contiene en su interior el Museo Arqueológico o de Historia de Arrecife en el que es posible ver restos arqueológicos de la época. También se utiliza para la realización de actividades de observación astronómica.
Este castillo se comunica con tierra firme por el Puente de las Bolas, construcción única de este tipo en Canarias. Su construcción se produjo también en el siglo XVI, tratándose de un puente empedrado de unos 175 metros, con tres cañones en su parte central y dos pilares preisabelinos acabados en su parte más alta por dos bolas.
La Regata de Barquillos
Dejando atrás y tomando rumbo hacia el Arrecife Gran Hotel, hotel mas alto de la isla, y desde el que se puede contemplar la ciudad de Arrecife desde las alturas y de unos atardeces espectaculares, en su bonita cafetería en el piso más alto.
Llegaremos al antiguo Parador de Turismo, la hoy en día sede de la UNED. En 1950 Manrique recibe su primer encargo de envergadura: la ornamentación del primer edificio turístico de Lanzarote, de estilo neocanario. En la cafetería de aquel coqueto parador (hoy biblioteca de la UNED) pintó una colorista Alegoría de la isla, la cual las autoridades franquistas consideraron fuera de tono. Debido a los "deshonestos" hermosos desnudos femeninos, y ordenaron cubrirlos con telas pintadas. En el restaurante de este antiguo parador (hoy Aula Magna) pintó tres escenas, El viento, la pesca y la vendimia, una alabanza al titánico trabajo del campesinado, cuya supervivencia dependió de la armonía con el medio natural.
Es tradición en la capital la regata, tanto la Vela Latina como la regata de Barquillos a radiocontrol. Desde la actual sede de la UNED las maquetas de los veleros, son manejadas desde tierra, y navegan las olas dibujando una preciosa estampa en la bahía de Arrecife. Allí se reúnen los amigos que disponen de estas maravillosas obras de arte elaboradas a mano para entrenar para la competición y también para pasar el rato.
Justo en frente llegamos al Real Club Náutico de Arrecife, al que César estuvo vinculado desde su niñez, siendo miembro del equipo de natación. Su cafetería dispone de un relieve de madera y hierro que montó con elementos desguazados de viejas embarcaciones, diseñado en 1962, se llama Anatomía para un barco.
Desde cualquier punto de la marina de Arrecife se puede ver un islote, de roca volcánica y cubos blancos. Es el Islote de la Fermina, un proyecto original de César Manrique, que ha sido modificado a lo largo de los años, pero aún con toques del artista como el faro, las piscinas, los socos, el bar…
Si continuamos hacia la rotonda frente a la playa del Reducto, divisaremos una escultura-homenaje al nacimiento del viento. Se llama Barlovento, pero los lugareños la llaman «Homenaje al Marino o Chatarra», ya que en esta obra se usaron jallos (restos que arroja el mar en las playas), tanques de agua, botellas de vidrio, piedras volcánicas y aparejos navales. Al admirarla es inevitable recordar que Arrecife fue puerto mucho antes que ciudad.
No muy lejos, si caminamos unos metros, llegaremos a El Almacén, un caserón del siglo XIX rehabilitado por César abierto como laboratorio cultural autogestionado en 1974. Fue vanguardia en su momento, recibió visitas de artistas como Pedro Almodóvar, Rafael Albertí o Brian Eno, entre otros muchos. Comentan que se servía el mejor pudding de batata de Soo, algo exclusivo de la isla, mientras los visitantes disfrutaban de los libros de arte. En 1990 fue adquirido por el Cabildo de Lanzarote que ha logrado conservar la estructura original del edificio, su galería de arte, El Aljibe, y la sala de cine Buñuel.
Deseamos que disfrutes de la ciudad de Arrecife!
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